Los retenedores son los que mantienen los dientes en su sitio después del tratamiento de ortodoncia. Los dientes tienen tendencia a volver a su posición original y los retenedores impiden que esa recaída se produzca, manteniéndolos en su sitio el tiempo suficiente para su estabilización. Aunque en nuestra cavidad bucal se producen constantemente complejos mecanismos, es importante identificar por qué necesitamos tomarnos en serio los retenedores. Las causas básicas de la necesidad de retención son las siguientes.
Causas de la necesidad de retención:
- Tejidos blandos y factores musculares como las fuerzas de los labios y la lengua,
- Tejidos de soporte
- Reorganización de las fibras periodontales
- Elasticidad de las fibras gingivales
- Apiñamiento después de la erupción del tercer molar
- Cambios en el esqueleto
Las fibras periodontales y gingivales tardan unos meses en reorganizarse y contribuyen al equilibrio que controla el movimiento de los dientes dentro del alveolo. Durante el tratamiento de ortodoncia, cuando se produce la remodelación del hueso, los dientes se desplazan a su nuevo lugar. El proceso de remodelación tarda en ajustarse a la nueva normalidad. El hueso y el ligamento periodontal que lo rodea tardan en colocarse en su sitio y estabilizarse en esa posición. El crecimiento del esqueleto en un paciente en crecimiento también requiere grandes exigencias de retención, ya que los cambios de crecimiento vertical se producen constantemente en un paciente en crecimiento. Los dientes requieren un periodo de retención de 3-4 meses después del tratamiento de ortodoncia fija para los dientes ligeramente desplazados y de 8-12 meses para los dientes más irregulares. Por lo tanto, el uso de retenedores en esta etapa es crucial para evitar que los dientes vuelvan a ser como antes.
Hay diferentes tipos de retenedores, y cada uno depende de las necesidades del paciente:
A grandes rasgos, tenemos retenedores fijos o removibles y, como su nombre indica, los retenedores removibles, como los de Hawley, Beggs y Clear, pueden ser retirados y llevados por el paciente, mientras que los retenedores fijos necesitan que el dentista los ajuste según las necesidades del paciente.
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